Reflexiones acerca de la actualidad del género Progresivo…
Ya se han cumplido unos cuantos meses desde la creación de este Blog, y luego de haber compartido un poco de material inusual con ustedes, siento la profunda necesidad de expresar ciertas sensaciones, nociones, inquietudes y perspectivas de distinta índole, las cuales ya hace bastante tiempo me producen ruido o rechazo, y que tienen que ver fundamentalmente con la actual escena género que no sé si es el que más conozco, pero sí el que más he escuchado, la música progresiva.
Llevo muchísimos años como aficionado de la música, mis primeras grandes influencias del Rock fueron a partir de la niñez, y ya desde esa época comenzó a llamarme la atención la música instrumental y orquestal que solía escuchar en los videojuegos que jugaba. Soñaba con tener un piano propio, pero dada la situación económica de mí familia en aquel entonces, tuve que conformarme con una guitarra acústica, instrumento que con el paso del tiempo aprendí a amar. Mí afinidad por la guitarra se enfatizó cuando escuché por primera vez Iron Maiden, Deep Purple y al guitarrista Walter Giardino de mí país, podría decir que fue el primer gran impacto musical en mí vida durante la adolescencia, el cual me orientó hacia estilos más pesados, Metal y Hard Rock. Durante los posteriores tres o cuatro años indagué obsesionadamente en casi todos los géneros de Metal habidos y por haber lógicamente escuchando a las bandas más representativas de cada estilo, desde los más clásicos y melódicos, pasando por el Power Metal, Gothic, Symphonic, Neoclásico, e incluso Folk, Viking o Death, hasta llegar finalmente al Metal Progresivo, este último fue aquél más me atrapó.
Hay que hacer incapié incialmente en la trepidante y arrolladora influencia que tuvo internet en el mundo de la música en menos de diez años. El Acceso masivo a tanta música de cualquier parte que tan sólo se encuentra a un click de distancia de nosotros ha repercutido notoriamente en nuestra forma de valorar a los artistas, y por sobretodo a sus obras. Ningún género está exento de esta condición, el Metal Progresivo no es la excepción a la regla. De hecho, he sido un claro testigo de cómo este patrón sigue en proceso acelerado en menos de 6 años que escucho Progresivo. Es de Perogrullo decir que el Metal Progresivo hace 5 años no era ni la mitad de lo popular que es en la actualidad. Aun recuerdo aquellos días iracundos en los cuales me pasaba horas tratando de convencer a la gente de que escuchara bandas como Ayreon, Symphony X, Adagio u Opeth, cuando hoy son nombres mayores que no necesitan presentación por el fenómeno que son.
El primer conflicto que me he planteado durante estos años es la “gran brecha” (muchísimas veces irreparable), entre los seguidores y amantes del Rock Progresivo clásico, y los más jóvenes aficionados del Metal Progresivo. En la mayoría de los casos, a modo de guerra o riña de gallos, los primeros argumentan su pasión exclusiva alegando que en el género ya se ha inventado todo y que las nuevas tendencias carecen de la base (cosa que no es del todo equívoca), mientras que los segundos se consideran más “evolucionados” y con muchos más recursos. Lo cierto es que tristemente de ambas partes se ignora el origen de cada una, y que no debe nunca dejar de valorarse la esencia fundamental que es y debería ser un común denominador , ya que ambos géneros son polos un mismo cuerpo. Me pregunto cuántos fanáticos progresivos sabrán que el primer músico en experimentar sonidos sintetizados con una Ondiolina interpretando obras de música clásica fue un francés conocido como Jean-Jacques Perrey, uno de los pioneros directos de la música electrónica y progresiva junto con otros como Robert Moog, y que él, en un laboratorio experimental y estudio de grabación inventó "un nuevo proceso para generar ritmos con secuencias y ondas", utilizando los sonidos ambientales de la "musique concrète”.
Un poco de historia…
Un gran debate que me he planteado más de una vez, que aun hoy en día induce cierta nube espesa de incertidumbre en mí cabeza, es basicamente sobre el Concepto de la Música Progresiva. Supongo que para indagar más seriamente en la cuestión, a priori deberíamos conocer un poco más sobre las raíces del género allí por mediados de los años 60’.
Con las nuevas perspectivas sonoras que introdujo la llegada del sintetizador analógico y el apogeo del Rock Psicodélico, comenzó a gestarse una “metamorfosis” de algunas bandas que decidieron cruzar las fronteras técnicas y compositivas del Rock Clásico de la época, yendo más allá de las estructuras que se limitaban a un simple estrofa-estribillo. La necesidad de esta nueva corriente compositiva llevó a los músicos progresivos a explorar estructuras musicales extendidas que incluyeron intrincados patrones instrumentales y texturas, y a menudo temas esotéricos. Muchos de estos grupos tenían grandes influencias de la Escuela Clásica y el Jazz, de los cuales incluyeron muchos elementos y arreglos, e incluso también música étnica y tradicional de distintas partes del mundo. Las composiciones instrumentales de larga duración es algo característico, y las letras de las canciones se apartan de la temática habitual del Rock, incluyendo reflexiones filosóficas o referencias a mundos fantásticos, entre otras cosas. También fueron quienes llevaron el Album Conceptual a lo que hoy en día es. Muy básicamente se pueden separar tres grandes períodos históricos: Apogeo y ocaso del Rock Progresivo Clásico, Nacimiento del Neoprogresivo, y el Fenómeno del Metal Progresivo.
A continuación, voy a citar la definición de Rock Progresivo de la Wikipedia, que habla un poco acerca de los orígenes, es un buen artículo, un poco incompleto para mí gusto, pero me gustaría que analicen el concepto general que le adjudica al género (para ver el artículo entero remitirse al siguiente Link).
“El Rock Progresivo (en inglés progressive rock, prog rock o prog) es un subgénero del rock aparecido al final de la década de los sesenta y que floreció durante la primera mitad de la década siguiente. El adjetivo progresivo alude tanto al carácter innovador que tuvo inicialmente el género (concebido como un paso adelante en el progreso de la música rock) como a la importancia que concede a la progresión musical: uno de sus clichés más característicos es el paso gradual, progresivo, de una sonoridad bucólica (acústica, medieval, folk, modal, de tiempo lento) a otra urbana (eléctrica, tensa, acelerada, con influencia del blues y del jazz). La influencia rítmica del estilo se remite directamente a la música folclórica de los Balcanes, que también fue fuente inspir.tiva para Debussy y Stravinski en la música docta y es evidente en pasajes y temas de muchas bandas del estilo.
Las composiciones progresivas se caracterizan por el uso de movimientos, como en las obras de música clásica y por la adición paulatina de nuevos instrumentos que van desarrollando los temas musicales planteados en la pieza y la improvisación, cercana a menudo a los cánones del jazz junto con un componente experimental heredado de la música electrónica. Son características del género las canciones largas, los álbumes conceptuales las letras ambiciosas, el virtuosismo de los instrumentistas y un uso prominente del melotrón y sintetizadores. Aunque no todos estos rasgos se dan siempre, son habituales en las bandas que dieron forma al género, como Soft Machine, The Moody Blues, The Nice, King Crimson, Emerson, Lake & Palmer, Camel, Focus, Genesis, Gentle Giant, Jethro Tull, Pendragon, Supertramp, Mike Oldfield, The Alan Parsons Project , Pink Floyd, Rush, Renaissance, y Yes. Los conciertos de estas bandas son generalmente grandilocuentes y espectaculares, especialmente en los grupos populares de la década de 1970, tales como Yes o Pink Floyd, mientras que sus letras suelen tener pretensiones literarias, a diferencia de las de los grupos de otros géneros.”
He copiado los párrafos que me parecieron más objetivos. Si alguien se tomó la molestia de leerlo, hay un término en el que me gustaría poner un alfiler, me refiero al término “Grandilocuente”. Una de las principales causas de la distorsión, y a veces tergiversación conceptual/artística del género, alude a una gran sobreestimación de lo a veces esperpénticamente “más complejo, superior técnica y conceptualmente”, y una consecuente subestimación de lo estructuralmente más simple. Esta supuesta “supremacía” a menudo sobreexplotada hasta los límites, ha ocasionado en el pasado la desvalorización de elementos musicales y sonoros, y lo sigue haciendo aun más en la actualidad. La búsqueda constante de un ideal de perfección que pareciera siempre estar exclusivamente ligado a una sobreexplotación de la complejidad técnica y virtuosismo instrumental, a interacciones rítmicas a veces más intrincadas de lo que deberían, a la supresión total y parcial de melodías y armonías agradables reemplazadas por atmósferas exageradamente oscuras difíciles de “digerir”, resumiendo un poco la lista. Este desfasaje intelectual y conceptual de género es algo que viene arrastrándose desde sus inicios, y se acentuó de manera desorbitada con la escena actual del Metal Progresivo, sobretodo con la masiva y reciente influencia de bandas europeas y estadounidenses como por ej. Opeth, Adagio, Ayreon, Therion, Symphony X, Pain of Salvation, Pagan’s Mind, etc.
Voy a citar una frase de un crítico que hizo a Emerson, Lake & Palmer, una de las bandas más representativas de la época, cuyo contenido sintetiza bastante bien las inquietudes que escribí anteriormente.
“Emerson, Lake & Palmer empujó el rock progresivo hacia excesos técnicos que, básicamente, borraron el mérito que pudo tener su fusión de jazz y clásico". La música de ELP, que se volvió cada vez más pretenciosa y grandilocuente, parte de un malentendido fundamental sobre lo que significa 'virtuoso’.”
Las matrices musicales
Como músico compositor, a lo largo de los años me he topado con este gran dilema, el cual me ha obsequiado numerosas frustraciones. Existe en la actualidad una serie de matrices, esquemas y modelos ideales del género progresivo, de los cuales es muy difícil salir si no cuentas con los recursos necesarios. Por empezar, esto se debe en gran parte a la dogmatización e idealización de ciertas tendencias compositivas impuestas por los grupos más representivos del género, y esta característica se pone típicamente de manifiesto en el Metal Progresivo. Muchos de ustedes habrán notado como es habitual que la mayoría de las bandas de Metal Progresivo se autocatalogan a sí mismas muchas veces a modo de producto, incluso llegando a poner el título del género en la tapa de sus discos inmediatamente debajo del nombre de la formación (tan sólo basta con entrar al Myspace y chequear cualquier banda de Metal Progresivo para confirmarlo), aunque si bien esto algo relativamente trivial, el mayor dilema viene con la carencia total de identidad artística, espiritual e intelectual en materia compositiva y conceptual. Da la sensación de que un 90% de las bandas salieran de las mismas Universidades de siempre, es decir, la Universidad Rush-Dream Theater, Symphony X, King Krimson u Opeth, y algunas que otras más. He escuchado más de 200 bandas de Metal Progresivo de todo el mundo, y casi todas se amoldan con los mismos patrones y metodologías que ya han sobreexplotado hasta el punto de la saturación irracional sus bandas inspiradoras, dejando así de lado, la esencia de la palabra “Progresivo”, y dando lugar a la involución musical y posterior desvirtuación del género, por más irónico que suene…
Este formato de presentación donde la palabra “simplicidad” es casi un tabú, elementos básicos como la armonía y la melodía han sido muy subestimados. Composiciones innecesariamente largas donde los puntos y contrapuntos no son armados con el objeto de enriquecer la obra, sino con el motivo de demostrar una supuesta grandeza y poderío individual. El gran vacío de interacción entre los integrantes que muchas veces para una competencia constante con su propio Ego, y el de los demás. Solos e improvisaciones interminables descontextuados no suman absutalmente en nada a la emotividad de las obras. Un doble bombo sin que el que pareciera imposible hacer música, teclados que se limitan siempre a los mismos sonidos reiterados incoherentemente como Hard Synth Leads con distorsión con los que todas las melodías mid-tempo suenan mal, Strings y algunos Pads o Soundscapes carentes de cuerpo y sonoridad. Muchas bandas a menudo ostentan secciones de Jazz o Música Clásica, cuando curiosamente adolecen de sus bases espitituales. Esta ortodoxia musical excesiva ha propiciado junto con el impulso de la masificación a través de la red, una sobreestimación de la superficialidad, y corrupción y desvalorización en gran parte parámetros fundamentales de lo que sigue siendo ante todo, Arte.
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Dream Theater. |
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Adagio. |
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Opeth. |
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Pagan's Mind. |
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Symphony X. Me pregunto porqué todos estos tipos lucen igual. |
La perfección sonora
¿A quién no le ha pasado de estar en un recital de una de sus bandas preferidas, y que todo suene calamitosamente mal? Bueno, seguramente muchos le atribuyan esto a las posibles malas condiciones acústicas del lugar, o a la carencia de equipamiento, o mayoritariamente, la inoperancia del sonidista. Sin embargo ¿a quién se le ocurriría pensar que su banda favorita no toca tan bien como parecía, o que no tiene la suficiente preparación técnica y sonora para sonar como lo hacen en sus discos?
Hemos llegado aquí a unos de los temas que más me apasiona, el sonido. El hecho de haber estudiado la carrera de sonido y grabación ha cambiado drásticamente mí forma de percibir la música. La mayoría de la gente ignora por completo el trabajo tan artesanal que hay detrás de un disco de estudio, al menos, en los buenos discos. Este trabajo meticuloso llega incluso a veces a ser muy superior al de la misma banda, como dicen por ahí “el empaquetamiento es más importante que la materia prima”.
Uno de los ejemplos más representativos de la idea citada, es el Metal, el Metal Progresivo en este caso. La mayoría de las bandas progresivas no son lo que aparentan, los productores son quienes se encargan hacernos creer ese cuento, que un gran porcentaje se lo traga. Pues estos tipos son los que más saben de música y sonido, por consiguiente estudian y saben qué parámetros explotar de su materia prima para llegar a un público sediento de ese producto, sed que se estimula gracias una fastuosa infraestructura de la imagen y la superficialidad.
Dicho trabajo se basa fundamentalmente en generar una sensación de Perfección Sonora. A lo que me refiero con esto, es que para lograr tal cosa, hay determinados elementos que deben eliminarse y otros exagerarse hasta donde sea necesario. El primer enemigo de los ingenieros en esta meta, es la “crudeza” natural de los instrumentos, suprimir la sensación del “vivo” en las bandas progresivas ya no es redituable evidentemente, por lo cual la naturalidad del sonido ha sido impuesta como un criterio de insonoridad en la mayoría de las bandas del Metal Progresivo. La cuantización exagerada de toda la pista es un elemento indispensable para los técnicos, la cual aumenta la intensidad constante rítmica, la sensación de prolijidad, y además facilita enormemente el trabajo pudiendo así homogeneizar la mezcla.
Todo ruido natural de los instrumentos que opaque esta prolijidad artificial es eliminado, al igual que los Staccatos irregulares, cambios abruptos de longitud de onda y ganancia de los instrumentos, así como ediciones de audio que modifiquen la velocidad de sampleo, corrigiendo de tal forma errores e irregularidades en la interpretación, algo muy común en las características melodías paralelas rápidas del estilo.
Los avances tecnológicos en materia de audio digital han repercutido considerablemente en ésta condición. El nuevo estatus de lo musical en la era digital, una era caracterizada cada vez más por el uso del ordenador como principal instrumento o “metainstrumento” de la música contemporánea, la omnipresencia del ordenador en casas y estudios ha instaurado una nueva pragmática de la creación y la audición musicales. He leído hace un tiempo este trabajo publicado por la Revista Transcultural de Música, muy interesante que menciona esta teorización de una nueva realidad musical, muchas veces ligadas al concepto de perfección sonora (LINK).
También hacer énfasis en el desconocimiento e ignorancia total y parcial que tienen los músicos de las infinitas posibilidades de cada instrumento. Por ejemplo, es muy triste que la mayoría de los tecladistas no conozcan las categorías de su instrumento propio, ni mucho menos qué tipo de parámetros caracterizan cada sonido, o en dónde reside su naturaleza. En cuanto a conocimientos de síntesis, la mayoría cree que eso es materia de expertos y simplemente se resignan copiar bancos de sonido que se reiteran y repiten en todas las bandas como cartas. Se ha perdido y dejado atrás el uso de los sonidos legendarios del Rock, como el Hammond B3, el Melotrón, Piano Rhodes, Bells, sintetizadores analógicos, Soft Pads & Leads (muchos no tienen la menor idea de cuales son), y ni hablar de instrumentos étnicos, u otros más clásicos como saxo y vientos. Las guitarras se han limitado a puros sonidos incoherentemente graves que reemplazan a un bajo que se dedica más a hacer solos, frases complejas e improvisaciones casi tanto como una guitarra, que a sostener una base sólida que mantenga la intensidad. Mientras que la Batería, perfectamente cuantizada , se encarga de generar toda esa agresividad y falsa grandilocuencia a base de ritmos burdamente intrincados y descontextuados que entorpecen la mayoría de las veces el desarrollo agradable de una canción. Todo ello sumado a un gran trabajo de programación que termine de ponerle el broche de oro a una producción más, idéntica a las 1000 más que salen todos los meses.
El legendario minimoog.
El clásico mellotron, todo un estandarte del rock progresivo clásico.
El inigualable Hammond B3, y por encima de el, el Clavia Nord Lead 3. Dos bestias de cada época.
El hermoso y nostálgico Fender Rhodes, irremplazable aun hasta la fecha.
Esto a mí criterio, explicaría muchas veces porqué muchas bandas suenan tan precariamente en vivo, con una diferencia grosera entre lo que hemos comprado en el disco, a lo que nos ofrecen en el escenario.
Conclusiones…
Durante estos años como un gran acérrimo (por muchos años fanático) del género progresivo, si bien me he llevado irreparables frustaciones que supusieron un fiasco espiritual, sobretodo con las bandas que por más tiempo he seguido (no voy a dar nombres para no ofender a nadie, pero quienes me conocen bien sabrán de quién hablo), mí camino por la desdiferenciación de estos patrones de la actual escena progresiva occidental me han llevado irremediablemente en la senda que me encuentro hoy. Dicho camino difícilmente tenga retorno. Sobretodo por el hecho fehaciente de haber aprendido a valorar a aquellos que sí hacen las cosas bien. He descubierto en la música instrumental y la música japonesa todos esos pequeños grandes ingredientes que hacen realmente bella a la música. En este humilde espacio, el espacio que yo mismo me construí, siento que mí deber aquí no es resentir gratuitamente sobre un fenómeno que para bien o para mal, existe y tiene su razón de ser. Aprender a disfrutar de aquello fuera de los modelos, de la riqueza compositiva en bruto, no influenciada por idealismos y dogmas adjudicados a personajes aparentemente inmaculados e incuestionables, quienes nunca cometen errores para sus seguidores.
Pienso y siento fundamentalmente que las buenas armonías y melodías son independientes a cada género y tendencia. No hay limitaciones para los instrumentos y su inclusión en los distintos estilos. El rol del audio digital no debería ser el de crear esta nueva realidad de una perfección artificial, sino más bien de mejorar, explotar y pulir el trabajo de maneras con el fin producir una obra globalmente mejor, respetando el espíritu, naturaleza, emotividad y crudeza de cada artista. Se debe ser siempre consciente del origen de lo que estamos haciendo, y aunque nos parezca lejano minimamente, hay que respetarlo.
Por último, debemos siempre tener en claro que somos intérpretes, mediadores entre los instrumentos y la emoción, que tenemos la posibilidad de transmitir toda esa fuente de sentimientos y sensaciones que repercuten tanto en nosotros como los demás, tener esto en claro implica eminentemente, nuestra identidad como artistas, como seres sensibles.
Iván Silva. Buenos Aires, 04/09/2011.